viernes, 4 de noviembre de 2011

Un ex redondos otra vez..

 A los 12, Skay era Eduardo Beilinson. Un niño que llegaba corriendo a su casa desde el colegio y sintonizaba Radio El Espectador, de Montevideo, que se escuchaba perfectamente en La Plata. El programa se llamaba Beatlemanía y pasaba los temas del grupo que marcó el comienzo de la “gran revolución generacional” (Skay dixit). El pequeño Eduardo se enamoró de ese sonido.

Estaba terminando la escuela primaria y años antes había aprendido algunas zambas en la guitarra. Pero cuando descubrió los tres acordes de “Twist & Shout” armó un grupo, The Longfellows, con un repertorio basado en los Fab 4 y los Byrds.
El alumno Beilinson se apasionaba con la música y no era afecto a la lectura. Sin embargo, durante el secundario nunca se llevó una materia. Había construido su primera guitarra eléctrica (“el cable que no tenía plug y era una rosca (risas); los que sepan de guitarras sabrán de que hablo”, dice). No era de jugar al fútbol, ni hacía ningún otro deporte. Prefería ratearse del Liceo Víctor Mercante a jugar al billar en tugurios llenos de humo. Algo sabía sobre la explosión del hippismo en el mundo. Pero ni siquiera sospechaba el rumbo que iba a tomar su vida.
En 1967, yendo a Sudáfrica en barco con sus padres, ganó un concurso tocando la guitarra. El premio era un pasaje a Europa, que un año más tarde se transformó en un viaje iniciático junto a su hermano Guillermo. A fines del 68 llegaron al Barrio Latino de París, y participaron de varias revueltas estudiantiles (resabios del emblemático Mayo francés), hasta que de alli se fueron a Londres ("En realidad de Francia nos deportaron. En una revuelta la policía me metió un palazo en la cabeza. Estuve en cana y después nos echaron. Y bueno, fuimos a Londres". “El Che Guevara estaba en las pancartas, y ser sudamericano era peligroso”, recuerda).
Allí se encontraron con su otro hermano, Daniel. Se maravillaron con la explosión del hippismo y vieron un show de Jimi Hendrix en el Albert Hall.
En Londres, Skay recibió un llamado de sus padres, preocupados por el nuevo rumbo que había tomado la vida del joven Eduardo. Negoció, entonces, su regreso a la Argentina. Trajo un amplificador Marshall, una guitarra Grestch, un wah wah y un distorsionador. Volvió a La Plata cargado de discos de Hendrix, Cream, Pink Floyd y Vanilla Fudge. Su concepción del mundo y de la vida ya era diferente. Dejó el colegio, abandonó- para siempre- la seguridad burguesa y la contención de su familia de clase media acomodada y partió a la aventura. Conoció a Poli y, junto a ella, su hermano Guillermo y una comunidad ambulante de delirantes inició un periplo que lo llevó a vivir en: a) un terreno baldío en la ciudad de las diagonales; b) un campo en Pihué, donde intentó vivir de la caza con arco y flecha; c) una casita en Tolosa; d) la selva salteña, y e) San Rafael, Mendoza. Además, se hizo amigo de los miembros de la Cofradía de
la Flor Solar, un grupo hippie de La Plata que contaba entre sus miembros al maestro Rocambole-responsable de la imagen gráfica de Los Redondos y, también, del nuevo proyecto de Skay-y músicos como Kubero Díaz, Morcy Requena y Manija Paz. Formó el grupo Diplodocum Red & Brown (llegó a grabar un simple en 1970) y visitó, en ocasionales paseos por Buenos Aires, el Instituto Di Tella.
Skay Beilinson se cruzó con Carmen "Poli" Castro en 1969 (5 de noviembre de 1969) luego de un concierto conjunto que dieron Diplodocum y La Cofradía de la Flor Solar en el Opera de La Plata. Integraban la poderosa vanguardia hippie platense. Skay ya tenía cierta experiencia política-lisérgica por sus experiencias por Europa. Poli era estudiante de teatro y aquel día del 69 estaba haciendo la obra "300 millones", de Roberto Arlt.
A él todavía nadie le decía Skay: (lo bautizaría poco después, cuenta la leyenda, Marta Minujín en el Instituto Di Tella: "tenes los ojos azules como el cielo" dijo). Ella tampoco era "La Negra Poli".

"Yo tenía la cabeza en llamas -dice Skay-. Volví de Europa con un amplificador Marshall, un pedal de distorsión y uno de wah-wah. Después de Diplodocum me acerqué a La Cofradía, donde llegué a grabar. También formé un trío acústico con Morci Requena y Kubero Díaz. Eramos hippies, vivíamos en comunidad, creíamos en una nueva vida y en un nuevo hombre. Cuando conocí a Poli todo me cerró aún más." Agrega Poli: "Nos fuimos a vivir en comunidad a la Isla Paulina, cerca de Berisso. También estuvimos en Sierra de la Ventana, en Tolosa... Por 1974, 1975 aparece el Indio con Guillermo, el hermano de Skay."
Ese fue el germen de los Redonditos. Skay y el Indio empezaron a componer canciones como Mariposa Pontiac y Un tal Brigitte Bardot. Políticamente la Argentina se estaba oscureciendo: algunos integrantes de las diferentes comunidades hippies o de círculos intelectuales empiezan a ser perseguidos. En 1976 hay allanamientos y desaparecidos. Hay una diáspora y un concierto mítico en la ciudad de Salta. Nacen los Redonditos con un aura misteriosa. Mucho antes de convertirse en la banda de rock más grande de la Argentina, el grupo buscó exorcizar los dolores de la dictadura con performances subterráneas donde se mezclaban estéticas de cabaret, vodevil, rock, teatro y plástica.


La discografia de Skay es esta:

- A través del mar de los Sargazos (2002)
- Talismán (2004)
- La marca de Caín (2007)
- ¿Donde vas? (2010)

El próximo 12 de noviembra Skay de presentará junto a su banda en Groove, Av Santa Fe 4389 -Palermo-, junto a la banda "los seguidores de Tlaloc".