jueves, 27 de octubre de 2011

El Mezclal y la cobra...


"El reptil que cambia la piel otra vez, nuevamente." Entre esa frase, la primera que sale de la gola de Fernando Ruiz Díaz apenas le damos play a El mezcal y la cobra, y el título con que bautizó al octavo disco de Catupecu Machu, está condensada buena parte del universo simbólico de la versión 2011 del grupo. Es un título de alto impacto visual, con una impronta cinematográfica y mitológica. Una celebración etílica que coincide con una renovación reptilaria: Agustín Rocino, el ex bajista de Cuentos Borgeanos, ahora toca la batería en reemplazo a Javier Herrlein, que dejó el grupo junto a su manager histórico, Fausto Lomba, poco antes de comenzar la grabación de este álbum que además de una versión deluxe (CD + DVD) incorpora por primera vez el formato vinilo en la discografía de Catupecu.
El resplandor de la mente de Fernando tiene recuerdos que aparecen en señales autorreferenciales a su propia obra, como los "laberintos dentro de cuadros" que menciona en la letra de "Danza de los secretos" y que alude a dos de sus discos anteriores: Laberintos entre aristas y dialectos (2007) y Cuadros dentro de cuadros (2002), que condensan dos versiones previas de un grupo que supo mutar y reinventarse sin perder jamás su esencia. (También en "El toro terciopelo" hay otro link, a "Origen extremo", el tema que abre Cuadros..). La mutación aparece nuevamente como un dogma, como un argumento para la supervivencia y como un modo de mirar y entender la vida. "Los actores en otro papel, siempre un fílmico nuevo" es una frase que resuena en la letra de "Aparecen cuando bailamos" y funciona, también, como un autodiagnóstico. Esa canción, junto con "Metrópolis nueva" -un guiño, desde el nombre, al emblemático film que Fritz Lang rodó en 1927-, establece un curioso tándem que lleva el séptimo arte al dancefloor, agrieta al piso y le pide al dj de turno que no ponga fin. La cúspide emotiva de "Metrópolis." llega a un pico de euforia que tiene destino de jingle de publicidad de cerveza: "Metrópolis nueva/ los bares festejan/ y algunos se abrazan/ y otros se besan/ y brindan el bien con el mal". Se trata del hit más pegadizo de Catupecu en muchos años, con el bombo en negras, espíritu de celebración y energía rockera.
Los teclados y los sintetizadores de Macabre, en combinación con las guitarras poderosas, definen un sonido nuevo y le otorgan una proyección casi sinfónica, potente y sofisticada, a estos doce episodios sonoros. Un piano hipnótico marca el pulso en "Danza de los secretos", que en un crescendo letal se transforma en una marcha celebratoria de corte casi marcial. Esta ambición orquestal rige también a "Klimt... pintemos", que funciona como una puerta de entrada -para nada literal, más allá del título- a la obra del pintor austríaco Gustav Klimt (1862-1918).
Otras dos obsesiones conviven en la explosiva "El toro terciopelo". Por un lado, las múltiples y filosas capas de guitarra y teclados potentes construyen una pared de sonido y sientan las bases para un prog-rock digital. Por el otro, la fijación por lo arcaico: "Un sonido primitivo, tambores de otro tiempo.", ruge, ralentando, Fernando. Sus inflexiones vocales son casi guturales, un gesto primitivo procesado por la tecnología de Catupecu. El uso del sonido del shakulute sintetizado en el poderoso riff de "El mezcal y la cobra" funciona como una analogía de la doctrina catupequense. Ese instrumento, un híbrido entre una milenaria flauta japonesa de bambú y una flauta de metal occidental, distorsionado y multiplicado en estridentes capas sonoras, se conecta con algo parecido a su declaración de principios: revisar el pasado y proyectarlo al futuro. Un gesto coherente para un grupo que en algún momento de la conjunción entre la madera y el microchip montó una estética, construyó un sonido y alzó esa bandera.

Catupecu Machu se forma en 1994 y está integrado actualmente por:
  • Fernando Ruiz Díaz, voz bajo y guitarras.
  • Gabriel Ruiz Díaz, bajo, guitarras, y coros.
  • Macabre, teclados, sampler y coros.
  • Sebatián Cáceres, guitarras y bajo.
  • Agustín Rocino, batería.
 El domingo 4 de diciembre sera la presentación oficial de " el mezclal y la cobra", en el Luna Park a las 21:00 Hs.